Ir al contenido principal

Entradas

Tú en todos ellos.

Entradas recientes

El aviador

  De qué forma  tan natural  me llamas  amor… Y me llevas contigo a Bután  a olvidarme de quien era, a sembrar en nuestra tierra nómada semillas en forma  de palabras. Infinitos mensajes  donde ir relatando  cuanto nos define. Paisajes del país  que nosotros habitamos.  A gritos vas por sus calles diciendo mi nombre. Has venido a desterrarme para siempre de mi cueva, a lamer mis heridas, a limpiar con tu saliva  el polvo de mis grietas, a mirarme a los ojos  e inundarme las venas. De qué forma  tan natural  me llamas amor… Y en algún aeropuerto  firmaremos un armisticio  sin habernos  declarado la guerra, aún.  Te imagino impaciente Me imagino pudorosa, casi avergonzada,  disfrutando el tiempo  que tarde el ascensor en llegar a nuestra planta.  Consumarte será un delirio, un delito castigado  con pena capital.  De qué forma  tan natural  me llamas amor…

Dramaturgia

  Hemos cruzado la frontera al pronunciar dos palabras: lo nuestro. He decidido firmemente albergar esperanza en nosotros. La esperanza como la define Vaclav Havel, no como la convicción de que algo saldrá bien sino como la certeza de que algo tiene sentido, salga como salga. A ratos no puedo pensar en nada más que en mi deseo incontenible de mirarte a los ojos y tenerte frente a mí para comprobar que no eres tan solo fruto de mi imaginación y mi deseo. Sí, como dijiste me has llevado contigo a Bhutan, y no quiero regresar de allí. Deja que ninguno de los dos regrese siendo el mismo.  Construyamos un país independiente que solo sea habitado por nosotros, que no admita visitantes ni cobre impuestos, que sea todo bosques, cumbres, playas vírgenes, sin un atisbo de artificios. Elijamos una tierra nómada, que lo sitúe en cualquier lugar, a cualquier hora, que no entienda de la medida de las cosas.  Estoy alumbrando a una parte de mí que solo será en ti y contigo.

Presagio

El deseo de huir  se gesta en el temor a sentir necesidad. La ganas de más me llevan  a una carencia,  a sentir que algo ahora  está incompleto.  Es una sensación extraña Y desagradable. Me afano por sostener  desde tu isla el agua de mi mar  en la palma de la mano. Es un imposible  Y en el fondo sé  que todo es mentira, que es pura invención  de mi inteligencia natural  (N.I.),  de mis ganas de vivir.  La muerte esta noche  me sobraba. Hablar de ella resultaba  un exceso, un derroche, sentí en el pecho  incertidumbres, temores.  Ya no será más  ese país no descubierto porque mi último viajero ha abierto sus fronteras.  Me asusté como una niña temblorosa  en la oscuridad  a punto de sentir una caricia,  un beso robado  jugando a la cerilla una noche de verano. Me sentí de nuevo  inocente, casi virgen, pudorosa, estrenando en el alma  un recuerdo olvidado.  En ocasiones me parece  más hermoso lo imaginado. La realidad todo lo contamina,  lo destruye, lo ensombrece.. Seamos un poema,  el

Nueva vida

La música fue el bisturí del que me serví para extirpar el dolor. Me ayudaba a encontrar las frases que me hacían que pudiera sentirlo y atravesarlo. Detrás de cada dolor se escondía lo que yo amaba de él y cuya pérdida se me hacía insoportable. Tomar conciencia del amor que había recibido y entregado, a su vez, se convertía en un soporte al que asirme para volver a ponerme en pie. Como el bebé en su desarrollo al principio sólo podía arrastrarme, después gatear, después caminar con ayuda y por fin caminar por mí misma, correr e incluso huir.  He huido mucho hacia adelante para sobrevivir pero yo quiero vivir.   Tengo muchísimo que agradecer a esa relación que continúa en este presente de otra forma. Cuando hoy miro hacia adelante siento que no toca ahora vincularme de aquella manera, que ese amor tan fusional ya lo he vivido y aunque lo agradezco pertenece a otra mujer que ya no soy. Ahora quiero de verdad sentirme completa, madurar y dar fruto. Creo que estaba en ese camino cuando me

El baile

  Me alegra que me concedas el privilegio de ser tu imprevisto. Yo te busco cuando anhelo que otra piel me envuelva, cuando necesito olvidar por un momento todo aquello que depende de mí y que a veces me asfixia. Yo huyo hacia ti y tú me acoges. Encontrarme contigo me da aire, me calma y me permite seguir también sin ti, tomar fuerzas para continuar.   Me gusta ese dormitorio de tu casa en la ciudad que parece una habitación de hotel y esa otra estancia en la montaña con vistas a la sierra de Gredos. Agradezco que compartas conmigo tus espacios y que me recibas siempre dispuesto al baile.  Me dejo caer en tu sofá cansada y hablamos de sentires, del pasado, de las heridas, de los sueños, de lo que amamos cuando éramos más jóvenes y de aquello que ya no sucederá nunca. Hablamos, reímos, nos miramos a los ojos, lloramos, nos besamos… comemos chocolate con arándanos y compartimos alguna copa de vino blanco.  Yo intento que lo nuestro quede entre esas cuatro pareces. Disfruto de ese espacio

Desorden

  Como cuando cambia la estación del año y vacías el armario para guardar la ropa que no te sirve y sacar la que ahora necesitas, todo está desordenado. En mitad del proceso de cambio, de renovación, de transformación, todo es caos y desorden.   En medio de todo esto me abro una cerveza, me siento en el sofá, pongo los pies sobre la mesa y leo un libro: Vivir con nuestros muertos.  Creo que todo puede esperar por unos cuarenta minutos. No sostengo como Atlas el cielo sobre mis hombros, no soy tan importante. ¡Que alivio!